jueves, 19 de marzo de 2015

¿CÓMO CRIAR HIJOS CRISTIANOS EN UN MUNDO NO CRISTIANO?

¿Cómo criar hijos cristianos en un mundo no cristiano?



Los siguientes párrafos y anotaciones son consejos prácticos y ayudas para poder aplicar en el hogar; estas han escritas por reconocidos autores y líderes cristianos, a fin de que sus hijos puedan tener una opción diferente a lo que el mundo presente les ofrece.

1. ¿ESTÁ USTED ARMADO PARA HACER FRENTE A LA SOCIEDAD?, Por Juan Whitehead

La familia, institución tan respetada en el pasado, se encuentra en la actualidad bajo un tremendo ataque. En los últimos años hemos visto una declinación alarmante de lo que consideramos la familia tradicional, y creo que gran parte del problema es de origen espiritual. En algunos países el 50% de los matrimonios terminan en divorcio. En América Latina la situación es alarmante, llegando en algunos casos al 60%. Como resultado muchos niños viven en hogares de un solo padre, en hogares infantiles, asilos, orfanatos y en la calle.
Ante esta cruda y triste realidad, muchos padres cristianos claman por ayudas. Abundan las influencias en nuestra sociedad que tienen un efecto negativo sobre la familia, y la pregunta es: ¿cómo ayudar a mi hijo sin atrofiarlo socialmente?

2. ¿Qué cosas atacan a la familia?

El movimiento feminista es una influencia negativa sobre la familia. Nuestra cultura es muy machista y eso la ha deformado en muchos aspectos, pero la oferta de este movimiento implica desconocer muchas cosas que son fundamentales para el retorno de la familia a sus bases cristianas. Ejemplo significativo de esto es su postura en pro del aborto. Otra influencia con la cual debe contender la familia es la de los medios de comunicación masiva. La televisión presenta mayormente una imagen mala de la familia. Casi todos los programas van dirigidos al soltero; hay pocos programas para familias. Otros muestran demasiada violencia o simplemente son anticristianos en los valores que preconizan y premian.

Es probable que se me critique por incluir en mi lista esta tercera influencia negativa sobre la familia, pero pienso que el exceso de actividades de la iglesia a veces demanda tanto de los padres que estos no tienen tiempo para dedicarle a sus hijos. Las iglesias deben animar a las familias a reunirse por la noche para un momento devocional y para hacer algo como grupo. Pero muchas programan tantas actividades para sus miembros que estos rara vez tienen oportunidad de estar juntos en casa.

Los padres que no pasan tiempo con sus hijos se privan de una relación muy especial. No obstante, hay quienes piensan que es más espiritual pasar cada momento libre en una actividad de la iglesia que quedarse en casa tranquilo para jugar con sus hijos. Resulta imposible desarrollar relaciones familiares fuertes si parte de la familia está siempre en el templo por una razón u otra.

Hay otras influencias negativas sobre nuestros hijos, como los malos compañeros de escuela, las familias de los otros niños, los vecinos que no se comportan responsablemente, el comportamiento social que ellos perciben en las noticieros, conversaciones de adultos y por el sólo caminar por las calles de nuevas ciudades.

Un paso más

Si usted quiere fomentar nuevas relaciones con sus hijos tiene que identificar las influencias negativas de la sociedad en su propia situación familiar. Pero no basta identificarlas: ¡tiene que tomar medidas! Por ejemplo, si la TV es un problema de peso, apáguela más frecuentemente. En nuestra casa, por ejemplo, limitamos su uso. Vemos sólo lo que pensamos que son programas sanos, y los miramos con nuestros hijos o antes de permitir que ellos lo hagan.

La televisión puede ser usada para educar. Lo que hacemos en casa es conversar con nuestros hijos sobre lo que pasa en el mundo (temas como el aborto, el origen del Universo y del hombre, la fidelidad, los amigos, la responsabilidad, el trabajo, la diversión, etc.), y luego miramos programas y leemos libros que tratan dichos temas. Para cuando nuestro primer hijo estaba en tercer grado, nosotros ya le habíamos enseñado las palabras clave de la teoría de la evolución, y él era capaz de ver un programa y decirnos si la promovía, aunque no se hubiera mencionado la palabra evolución. Por ejemplo, podía distinguir que una discusión sobre "adaptación de las especies" era, en realidad, sobre evolución y contraria a las creencias creacionistas que le habíamos enseñado. Si se toma usted tiempo para educar a sus hijos sobre otras filosofías, podrán filtrar muchos programas de televisión a través de su "cedazo cristiano", sin tener que recibir indicaciones de parte de usted.

Ayude a sus jovencitos a practicar el uso de su "cedazo cristiano". Muchas veces, después de un programa o película, con mi hijo adolescente nos tomamos el tiempo para discutir desde el punto de vista cristiano lo que acabamos de ver. 
  • ¿Qué mensaje tenía el programa? 
  • ¿Qué problemas morales surgieron? 
  • ¿Cómo los resolverías tú? 
  • El método usado por el personaje principal para resolverlo, 
  • ¿es válido como para ser imitado?


Este tipo de instrucción debe darse en los hogares y estar a cargo de los padres, no de las escuelas. A medida que los padres trabajan con sus adolescentes para desarrollar en ellos un punto de vista cristiano, muchas de las influencias negativas de la sociedad irán quedando atrás. Es probable que no se libre usted de todas, pero estará encaminando a sus hijos en la dirección que corresponde.

Otro ejemplo que puedo tomar de mi propia experiencia es el de la música rock. No soy de los que insisto en que todo el rock es malo, sin embargo no podemos negar que cierto rock es decididamente pernicioso, ejerciendo muy mala influencia. Mi hijo de trece años comenzó a tomar lecciones de guitarra hace unos cuatro o cinco años. A veces escuchamos una canción de rock y conversamos. 

Debo reconocer que he debido "aprender" a escuchar música moderna, a pesar de ir en contra de mis gustos personales. Él conoce de música y no meramente de ruidos, pero es él mismo quien con frecuencia comenta: "Tal grupo no me gusta porque es desordenado. No cabe dentro del esquema de la verdadera música".
Si usted expone a sus hijos a influencias apropiadas, lo más probable es que ellos mismos descarten las que no lo son.

3. USTED, LA MAYOR INFLUENCIA, PorFrancisco Alarcón.

De todas las influencias que un niño o una niña pueda recibir, las personas de los padres inciden en ellos como ninguna otra persona o cosa podrá hacerlo. Lo que usted sea, significará el modelo más grande que ellos tengan. Hay una ley primaria en comunicaciones que dice: "Es imposible no comunicar". Aun cuando usted no dice nada, ya está comunicando. De igual forma los padres en sus hijos. Aun cuando usted falte por completo, ya está influyendo. Esto de la influencia de los padres en los hijos no es un invento de Freud, de Roger, de Jung ni de cualquier otro estudioso de la psique, sino una realidad denunciada desde hace siglos.
  • ¿Para bien? ¿Para mal? 
  • ¿En algunas cosas para bien y en otras para mal? 
  • ¿Qué está bebiendo día tras días su hijo, su hija, de su persona?

Si usted trabaja en usted mismo para ser un mejor hombre cada día, una mejor mujer, estará invirtiendo mucho en la formación de sus hijos.
¡Dele un buen ejemplo a su hijo! Porque de los malos tienen de sobra.

4. ¿DEBEN LOS PADRES PROTEGER A SUS HIJOS DE LAS MALAS INFLUENCIAS?, Por Donaldo Cole

Hay quienes dicen que no se pueden evitar las malas influencias sobre los adolescentes. Hasta cierto punto, así es. Usted no los puede proteger de todas las malas influencias, pero sí puede –¡y debe! – protegerlos de muchas de ellas, aun cuando ya dejen de ser niños y vayan camino hacia la vida adulta.

El adolescente típico no está preparado para enfrentar muchas de las tentaciones que surgen en su camino. En nuestro mundo moderno las tentaciones son improvisadas. Vienen envasadas "al vacío" bajo enorme presión. El adolescente que no tiene apoyo puede caer, mientras que en mejores circunstancias podría permanecer firme, aun en tentaciones fuertes.

No digo que usted deba aislar a sus hijos de las realidades del mundo. Ellos deben estar preparados para lo que ha de venir. Pero parte de esa preparación es protegerlos del ataque antes de que estén armados para la lucha.

5. Material pornográfico

Trato de que mis hijos no vean pornografía porque pienso que una persona no puede exponerse a ella sin que afecte su mente. En muchos ambientes de Latinoamérica se piensa que el padre debe "iniciar" a su hijo varón en las relaciones sexuales, por lo que no pocos padres contratan prostitutas para que "inicien" a sus hijos en las relaciones sexuales. ¡Si supieran ellos cuánto daño están ocasionando a sus hijos y a los futuros matrimonios de estos…!
No permita que sus niños estén expuestos a cosas degradantes. La mentira del diablo es que la experiencia lo hace a uno más sabio. La realidad es que la experiencia destruye si uno no tiene la madurez para manejarla. El diablo dice que experimentar con el sexo está bien porque una vez que uno lo hace, de alguna manera, ha madurado. Pero no es así. Además, él quiere convencernos de que cuando algo se hace frecuente, entonces ya no tienta. Fíjese en cómo terminaron los de Sodoma y Gomorra por practicar el pecado con mucha frecuencia. Mire cómo han terminado las sociedades históricas que se han relajado en sus prácticas morales. La frecuencia del pecado, lejos de cauterizarnos, nos habitúa a él, viendo como "normal" lo que en verdad es distorsión de lo normal.
Cine y literatura.

Tampoco creo que a los chicos se les deba permitir ver películas de dudosa moral. Mi responsabilidad como padre es protegerlos. La cuestión es: ¿Dejaría yo que mi hija de trece o catorce años tuviera contacto con un hombre de treinta que sospecho trata de seducirla? No, yo la protegería de ese mal. Pues entonces también la protegería de verlo en una película.

En nuestra casa no prohibimos las revistas de historietas, pero hacemos todo lo posible para que nuestros niños las eviten. La razón es sencilla: Quiero que aprendan a apreciar la buena literatura, de la cual hay en abundancia. Cuando lo logren, no leerán basura.

6. Música
En cuanto a la música para adolescentes, en algunos casos la letra y la música son sencillamente terribles. Quizá no podremos prevenir que la escuchen en otras partes, pero podemos trabajar para que no la oigan en casa.

Cuando yo era adolescente era más fácil –¡menos difícil! – para mis padres controlar la música que escuchábamos nosotros, pero ahora, con la venida de los walkman y los discman se hace más complicado. Nuestros hijos suelen traer sus amigos a la casa y juntos se ponen a escuchar sus músicas preferidas, pero ellos saben bien que ni solos ni acompañados nos gusta que escuchen música sugestiva hacia el pecado, la violencia y los malos principios de vida. Para eso no sólo "damos órdenes" de qué sí y qué no se puede escuchar en casa, sino que muchas veces me he sentado con ellos –y con sus amigos– a charlar sobre los contenidos musicales.

Si yo quiero ser amigo de mi hijo, tendré que mostrarme amistoso también con sus amigos. Ellos lo aprecian y dan más crédito a mis opiniones cuando hablamos de cualquier tema. Puede que a los hijos les cueste aceptar las limitaciones de la música, pero eso pasará con el tiempo y causará menos daño que los efectos de la música mala.

7.Todo tipo de influencia

Sé bien que son ellos quienes deben aprender a elegir lo que ven, leen y hacen y sé que no soy el único que influye sobre su formación. Pero no tienen por qué aprender necesariamente por medio de experiencias amargas. Comienzan a elegir cuando son muy pequeños, por lo que nuestra responsabilidad es inculcar valores morales y protegerlos de las malas influencias hasta que hayan alcanzado la madurez que necesitan para enfrentarlas.

Tanto el niño como el adolescente pueden también estar expuestos a malas influencias espirituales. Esto puede ser malo porque es en estos años cuando tiende a producirse la conversión. La adolescencia es la edad en que prima el idealismo. Es cuando, a pesar de su aparente sofisticación, el adolescente es muy inocente.

El jovencito expuesto a malas influencias espirituales corre grave peligro, a menos que conozca a Dios y esté cimentado en la verdad. 

Hay adolescentes bien plantados en la verdad, que saben elegir bien. Pero con los demás, personalmente usaría la influencia que tuviera, y diría: "Preferiría que no fueras, y estas son las razones: Creo que esto es una influencia espiritual muy mala; no es de Dios y no quiero que te expongas a ella". Si él objeta y protesta, puede que usted no consiga detenerlo, pero al menos lo habrá intentado. Algunas veces fracasaremos, pero nuestra responsabilidad es proceder y dejar los resultados al Señor.

8. SEA UN REFUGIO EN LA TORMENTA, Por Guillermo Briseño.

Nuestra sociedad ha sido infiltrada por el mundo. Satanás ejerce su poder en todos los lugares donde van nuestros hijos. Si hubiera una epidemia de polio o tifus, trataríamos de que no fueran expuestos a la enfermedad. De la misma manera, debemos hacer todo lo posible por protegerlos de la epidemia de inmoralidad, pornografía, abortos y de una sociedad que ignora a Dios.

Esa es la razón por la cual creo firmemente en el valor de buenas escuelas cristianas. Algunos las llaman "invernaderos espirituales", donde los estudiantes no tienen que enfrentar la realidad. Sin embargo, la verdad es que cada día son atacados cruelmente por la realidad. Necesitan un refugio en la escuela, tanto como en el hogar, donde se les recuerde los valores cristianos y las normas morales de Dios.

No creo que la juventud necesite estar constantemente en el lodo para comprender que el lodo les hace mal. No tienen por qué beber para saber los peligros del alcohol, ni tomar drogas para saber los peligros de las drogas, ni vivir la experiencia de cualquier otra conducta destructiva común en el mundo para aprender que es perjudicial.

Por supuesto que si no se les enseña adecuadamente, los hijos corren el peligro de convertirse en "cristianos de invernadero", incapaces de manejar el mundo que los rodea. Por esa razón sugiero que, a una temprana edad, los padres se ocupen de la educación sexual para ayudar a los jóvenes a comprender sus cuerpos y a apreciar la enorme bendición que tendrán a disposición de ellos si logran entrar en el matrimonio sin haber caído en las relaciones sexuales antes de casarse. Ellos necesitan saber que el sexo es algo hermoso, y no para ser prostituido y denigrado en algún rincón oscuro, en una borrachera o por efecto de las drogas. Aun aquel joven que está lejos de estos males extremos, también necesita saber acerca de los traumas, resentimientos y problemas que puede tener en sus relaciones matrimoniales futuras por haber practicado el sexo con su novia, y cómo puede perder placer futuro por querer anticiparlo indebidamente.

Pienso que la juventud necesita que se le digan las consecuencias de violar las leyes de Dios. Los padres necesitan ser muy honestos con sus hijos. Necesitan hablar abiertamente sobre el cuerpo humano, conversar con sus hijos sobre la realidad del sexo y puntualizar las consecuencias de las relaciones sexuales fuera del matrimonio. Los padres también deben hablar del efecto de las drogas sobre el cuerpo. Han de animar a sus hijos a leer buena literatura, escuchar buena música y evitar todo lo que contamina el cuerpo, la mente y el espíritu.

Las Escrituras nos enseñan que somos lo que pensamos. El tiempo libre puede ser un arma del diablo, por eso es imprescindible que planifiquemos con cuidado una agenda para nuestros hijos, determinando cuántas horas por día dedicaremos a juegos creativos y otras actividades como familia. Esto lleva tiempo, energía y planificación, pero es preferible a tener el televisor como compañero. ¿Qué puede ser de más preocupación para nosotros como padres que estar atentos a lo que llena la mente de nuestros hijos? Tal inversión dará ricos dividendos que durarán una vida entera.

El presente material ha sido tomado, del libro Cómo formar hijos cristianos en un mundo no cristiano, de varios autores y publicado por Editorial Mundo Hispano.

Publicado por:
OSKAR GUTIERREZ
Coord. convivencia

¿HABLANDO DE SEXUALIDAD CON LOS HIJOS?

¿LOS PADRES TIENEN DIÁLOGOS CON LOS HIJOS, SOBRE SEXO SEGÚN LA PALABRA DE DIOS?


TEMÁTICAS

1. Hablando de sexo con nuestros hijos

Muchos adolescentes se entregan a la relaciones sexuales prematuramente buscando el amor que no recibieron de sus padres y madres.

Hay muchas jóvenes que resultan embarazadas porque inconscientemente estaban buscando el amor de su papá en los brazos de algún chico. Otras están tan «hambrientas de amor» que la ilusión de algunos momentos de cariño es suficiente para convencerlas de entregarse a un hombre. 
Lo mismo pasa con los chicos que empiezan a experimentar con relaciones homosexuales. No subestimemos la importancia del amor paterno. Es fundamental en el buen desarrollo sexual de nuestros hijos e hijas. Hoy en día hablar sobre este tema no es una opción: es absolutamente esencial Quizás uno de los tópicos más difíciles para hablar con nuestros hijos sea el tema de la sexualidad.

Muchos padres y madres ven que sus criaturas se hacen adolescentes y empiezan a temblar al pensar que necesitan hablar de «ciertos asuntos» con ellos, y no saben cómo. Hoy en día hablar sobre este tema no es una opción: es absolutamente esencial. Todo el mundo está hablando sobre sexo, y nosotros como cristianos tenemos que hablar con claridad y firmeza desde la perspectiva bíblica.

2. ¿Qué podemos hacer para facilitar el diálogo?

La verdad es que si esperamos para hablar sobre sexualidad a que nuestros hijos lleguen a la pubertad, tendremos unos diez años de atraso. La sexualidad no significa solamente relaciones sexuales. Tiene que ver con todo el desarrollo humano, desde la infancia hasta la tercera edad. No nos «hacemos seres sexuales» al alcanzar la pubertad. Nacemos seres sexuales. Además, Dios no se equivocó al hacernos de esta manera. No dijo: «¡Ay, se me fue la mano!» Él nos creó así a propósito. Es su propósito perfecto que seamos seres sexuales.

3. Entonces, ¿qué hace que sea tan difícil hablar de este tema?

En primer lugar, lo más probable es que nuestros padres también nos hayan hablado poco sobre el asunto. De alguna forma nos hicieron sentir o pensar que hay algo vergonzoso en la sexualidad. Quizás en la escuela o en el colegio los demás se burlaron de nosotros. Las razones son numerosas, pero lo cierto es que al hablar con nuestros hijos sobre sexo tenemos que tener en cuenta nuestra propia sexualidad, que muchas veces está mal resuelta. Damos solamente aquello que tenemos, y debemos buscar tener lo mejor posible.

Por otra parte, es común que nos sintamos inseguros de hablar del tema porque carecemos de toda la información apropiada. Por lo tanto, es preciso que investiguemos en diferentes fuentes para poder de este modo referirnos adecuadamente al respecto. (Además la información nos ayuda con nuestras propias vidas) También es fundamental conocer qué dice la Biblia sobre nuestra sexualidad, y no lo que pensamos que la Biblia dice.
Quizás esa sea una buena regla: hacer que la comunicación con los hijos sea tan fluida que cuando tengan preguntas (incluso de naturaleza sexual) tengan la confianza de venir a nosotros con ellas. Debemos empezar a hablar con nuestros hijos desde tierna edad.

Cuando chiquitos hablemos de sus cuerpos: que Dios los creó y que son buenos (todos sus miembros, incluyendo las partes privadas»), y sobre las diferencias en hombre y mujer. No me olvido que una vez, cuando mi hija tenía tres años, preguntó a todos mis invitados al entrar «si tenían pipi». Entonces, pedí permiso la llevé al dormitorio para conversar. Su pregunta era justificada y tenía curiosidad en saber quiénes tenían pene y quiénes no, pero tuve que decirle que hay preguntas que debemos hacer en privado. Lo más importante fue que aprendió que podía venir a preguntarme a mi lo que quería saber.

Quizás esa sea una buena regla: hacer que la comunicación con los hijos sea tan fluida que cuando tengan preguntas (incluso de naturaleza sexual) tengan la confianza de venir a nosotros con ellas. De ahí deducimos que solamente podremos hablar de sexualidad si ya nos hemos empeñado en desarrollar un buena comunicación con nuestros hijos. ¡No debemos hacernos la ilusión de que al llegar ellos a la adolescencia la comunicación se establece instantáneamente! Si no vamos trabajando la comunicación desde niños, será sumamente difícil (aunque no imposible) hacerlo cuando lleguen a la pubertad.

Ciertamente, la comunicación es una línea de vida, un canal, y por él podremos pasar los contenidos que consideremos importantes, inclusive la sexualidad. Quizás primeramente debamos ocuparnos en desarrollar una sólida capacidad de comunicarnos con nuestros hijos Después, toda la información circulará con facilidad.

Otro aspecto que nos debe alertar sobre la importancia de conversar con nuestros hijos e hijas sobre la sexualidad es que vivimos en un mundo de enormes peligros sexuales, de libertinaje y promiscuidad, de abuso sexual en proporciones epidémicas, y con una Iglesia mayormente callada sobre este tema. 

¿Cuántas veces hemos escuchado un sermón sobre el abuso sexual y cómo protegernos? ¿Acerca de cómo enseñar a nuestros hijos e hijas a protegerse? ¿sobre la transmisión del sida? ¿sobre la homosexualidad (que no consista exclusivamente en condenación)? ¿sobre la violencia doméstica? ¿sobre cómo manejarnos en todas esas circunstancias? Como he dicho en otros sitios, el mundo habla y habla mucho sobre este tema, pero no desde la perspectiva bíblica. Al permanecer callados permitimos que el mundo forme los valores de nuestros hijos.

Tengo un amigo médico, el Dr. Apolos Landa, que dice: «la ventana de oportunidad para hablar sobre el sida con los niños es entre los 5 y los 12 años», Si no educamos antes de la pubertad, es tarde. Estamos viendo jóvenes de 20 a 25 años infectados y muriendo de sida, porque iniciaron una vida sexual activa diez años antes.

Quizás una razón más por la cual es difícil hablar sobre sexualidad es que como cristianos tenemos un mensaje que va totalmente en contra del que proclaman los medios populares, Decimos que las relaciones sexuales son para el matrimonio, que debemos (y podemos) esperar hasta entonces, que debemos guardar la fidelidad mutua de por vida con nuestro esposo o esposa. Por el contrario, el mundo nos enseña que los jóvenes no pueden/no saben esperar; que deben tener relaciones sexuales protegidas»; que pueden acostarse con quienes se tiene química» o atracción, en cualquier edad y con cualquier nivel de compromiso. El mundo dice que no debemos privarnos de las delicias del sexo; en cambio, muchas veces el mensaje cristiano ha sido que hay que someterse al «deber conyugal». ¡Con razón los jóvenes prefieren el mensaje del mundo!

Por esto, volvamos adonde empezamos: con nosotros. 

¿Qué es lo que pienso sobre la sexualidad? ¿Fue el pecado original? ¿Es un castigo para las mujeres «aguantar» los deseos de sus esposos, al menos hasta la menopausia? ¿Las relaciones sexuales son apenas para tener hijos? ¿Sólo los hombres pueden/deben disfrutar del placer del sexo? Esto no es lo que nos enseña el Señor. Esté seguro de que lo que crea en su corazón sobre el sexo lo ha de transmitir a sus hijos e hijas.

4. Para finalizar, revisemos qué podremos hacer para poder hablar con nuestros hijos sobre la sexualidad:

Resolvamos nuestros propios problemas Podemos empezar por admitir delante de Dios que nuestra sexualidad necesita sanidad, (¡Dios NO tiene vergüenza cuando oramos sobre algún tema sexual!)

Busquemos informaciones apropiadas Quizás aquí tenemos el desafío de buscar e incluso desarrollar libros y manual científicamente sólidos y bíblica mente adecuados para la educación sexual en Iglesia. No hay ninguna vergüenza en saber.

Lo terrible es seguir en la ignorancia que puede matarnos a nosotros y a nuestros hijos, si no entendemos sobre el sida otras enfermedades de transmisión sexual No basta simplemente con decir a nuestros hilos que no deben tener relaciones antes del matrimonio. Hay que darles razón informarles sobre las consecuencias una sexualidad inconsecuente y bendición de la sexualidad vivida dentro los patrones de Dios.

Hombres, ¡no entreguen la crianza de sus hijos a sus esposas! Ellas no pueden cumplir las funciones masculinas tan necesarias para el buen desarrollo psicosexual de los jóvenes. Si los padres no hiciesen falta, Dios no lo hubiera provisto a Jesús de Jose.

Desarrollemos buenos canales de comunicación con nuestros hijos desde que son pequeños y, cuando sean mayores pasar informaciones sobre la sexualidad se volverá mucho más fácil.

Enfrentemos con lucidez el mensaje del mundo. Como cristianos creemos que la Biblia tiene palabras de vida; Debemos levantar nuestras voces proféticas y enfrentar el mensaje hedonista de la sociedad que nos rodea, Vivimos en un mundo de desafíos enormes, pero siempre ha sido así. Nunca fue fácil ser cristiano; sin embargo, podemos buscar que la próxima generación crezca más sana a nivel sexual que nosotros.

Esly Carvallio es Brasileña, tiene una maestría en psicología y es supervisora de psicodrama. Además se desempeña como coordinadora de Exodus Latinoamérica.

Dime de un hombre que descuida su relación con Dios y te diré de un títere de Satanás observa como el diablo sigue trabajando y sacándote del camino de Dios. 



Publicado por:

OSKAR GUTIERREZ
COORD. CONVIVENCIA